Ave Maria

Siglo XIX. Canciones de una nueva nación

Obra: Ave Maria
Compositor: Amalia Larraín de Armstrong
Texto:
Cantante: Francisca Jünemann, soprano
Pianista: Andrés Silva

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«Ave María»

Publicada por la Litografía Editorial Cadot. En portada, el título compite en protagonismo con la fotografía del dedicatario de la obra: «A la memoria del Rdo. Padre Justino Delaunay (1839 – 1901)». Este sacerdote francés, de la Congregación de San Vicente de Paul, había llegado a Chile en 1866 para realizar labores en los Hospitales San Juan de Dios y San Francisco de Borja. Trabajó en innumerables actividades benéficas y se hizo célebre por un licor que llevaba su nombre y al que, durante la peste de cólera de 1886, se le atribuyeron propiedades salutíferas. El presente «Ave Maria» es una obra para canto y piano, instrumento que sirve de sostén armónico a una serena melodía, y que a su vez va, en sus figuraciones, imitando el arpa. La obra podría dividirse en tres secciones, es pródiga en indicaciones de parámetros musicales y ciertamente se tiñe de un lirismo operático en su piadosa amplitud sonora. Es necesario aclarar que, pese a ser una obra impresa, el «Ave María» de Amalia Larraín tiene serios problemas de notación musical y de colocación del texto: algunas veces el valor de las notas dentro de un compás excede lo permitido y la acentuación del latín cae fuerte en sílabas átonas, lo que requirió que debiésemos tomar decisiones editoriales, pero que no alteran en nada el perfil melódico, espíritu mismo de la obra ni su trabajo armónico. No tenemos una fecha clara de composición de esta obra, pero fue anunciada en el periódico «El Independiente» el 7 de agosto de 1871.