Adieu!

Siglo XIX. Canciones de una nueva nación

Obra: Adieu!
Compositor: Federico Guzmán
Texto: Alfred de Musset
Cantante: Santiago Peralta, tenor
Pianista: Andrés Silva

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«Adieu», mélodie.

Esta mélodie (como modernamente se le llamaba y llama al género canción de arte en Francia), es la única canción de arte a una voz de Federico Guzmán que ha llegado a nosotros. Entendiendo esta como un género camerístico, pero con intenciones de concierto, compuesto fuera de una funcionalidad amateur de esparcimiento y con el objetivo de expresar un texto de manera profunda, personal, aplicando técnicas compositivas más elaboradas. Se puede ubicar perfectamente dentro de un estilo de canción similar a las de un Gounod o un Bizet, manteniendo un carácter estrófico en el que, si bien el factor armónico es indudablemente rico, hay una preponderancia de la melodía en la línea vocal. Sin duda que la filiación francesa de Guzmán, la educación y aspiración de la sociedad nacional ilustrada de mediados de siglo XIX, y la intención de radicarse en París por parte del compositor, todo ello dio pie para la elección de textos franceses. De hecho, aunque la partitura fue editada en Lima alrededor de 1871, su nombre aparece aquí afrancesado: Fréderic Guzman. En este caso el poema es del afamado literato Alfred de Musset, fundamental dentro del Romanticismo en literatura y música en Francia, puesto en música de manera recurrente, en número solo bajo los grandes nombres de Verlaine, Gauthier y Baudelaire. Se trata de un autor traducido y leído, apreciado a nivel mundial y que establece tópicos y modos. La elección del autor sigue una corriente probada, apreciada, y pretende la pertenencia al circuito musical tradicional. El poema elegido es «Adieu!», que Musset escribirá 1840, publicándolo en «Premières poésies». El original consta de cinco estrofas, de las cuales Federico Guzmán musicaliza cuatro, obviando la tercera y manteniendo así una estructura simétrica de dos bloques de dos secciones, unidos por un puente pianístico. La obra se inicia con la sentencia de despedida, el enfático «Adiós», que da pie a una canción de intenso lirismo, en el que la ruptura amorosa otorga desasosiego, vehemencia, una melodía impulsada por una mano derecha del piano que en su obstinada figuración no da tregua. La canción requiere un canto lírico tradicional y profesional, sin miedo a la expresión sentida, la búsqueda del color y la utilización de los recursos propios de la impostación lírica. Sin duda que la mélodie «Adieu!» de Guzmán se erige como una de las más interesantes y apropiadas piezas de concierto para un cantante lírico que se adentre en el siglo XIX no sólo chileno, sino el Romanticismo occidental en general.