El caso de Amalia Larraín es ejemplificador de una élite social chilena que tuvo acceso a una formación musical como parte de una educación privilegiada pero que, especialmente en lo concerniente a las mujeres, no consideraba a la música como una vía profesional, sino un complemento intelectual y social. Revisando su biografía, en Amalia Larraín y Vicuña (su nombre de soltera) tenemos una dama de alta sociedad chilena, hija de una genealogía aristócrata. En 1851 ingresa al Instituto Académico del Conservatorio Nacional de Música, entidad que se había inaugurado dos años antes, siendo de sus primeras alumnas.

En 1872, junto a otras damas, funda el Hospital del Salvador en Santiago. Ese año se casa con Diego Armstrong. El matrimonio pasa a vivir a Europa y viaja extensamente por Medio Oriente; tendrán tres hijos, destacando Alicia Armstrong, pionera directora de cine chileno. Son muy pocas las obras musicales que se conocen de Amalia Larraín, siendo ambas obras vocales para canto y piano: un «Ave María» y la romanza «Las doce del día», sobre un texto de Guillermo Matta, cuya edición musical fue realizada especialmente a beneficio de los damnificados del terremoto del 10 de noviembre de 1922 que afectó al centro norte de Chile.