Siglo XIX. Canciones de una nueva nación

Cuando en el siglo XX se escribieron célebres libros musicológicos sobre nuestra historia musical, la visión que se tenía del siglo anterior tendía a lo anecdótico, a considerarlo un período de fermentación, de momentos fundacionales necesarios, pero modestos, que sólo iba a permitir el gran arte musical pero bastante entrado el novecientos. Es cierto que nuestro ochocientos, al revés de lo que pasaba en artes visuales y literarias, no exhibía obras de gran formato, como sinfonías, conciertos u óperas, además de que se pensaba que faltaban “grandes nombres” a la manera de las célebres figuras europeas. Sumado a esto, lo que podía inducirnos a mirarlo de soslayo era que la naturaleza misma de esta música causaba pudor: preeminencia de música en formatos “menores”, mayoritariamente ligadas a la práctica musical privada, de salón, de circulación local y prontas a llenar las necesidades de una población y sus pasatiempos, además de adjudicarles poca profundidad, sentimentalismo, y no pocas veces vano virtuosismo. Una música funcional, que no tiene sentido si no se ejecuta, de consciencia patriótica (paisajes, efemérides, vida política, descripción de sociales y culturales), con dedicatorias en ocasiones más grandes que el título mismo, a cargo de compositores y compositoras que no tenían problema alguno en escribir piezas de buscado arte, al lado de festivas y directas estilizaciones de corte folclórico, obras tanto para el escenario de concierto, como para demostrar el progreso de las clases de música tomadas por señoritas y caballeros, obras como parte de un homenaje patrio o de una pertenencia nacional migrante, como también legítimas obras que buscaban la fama y editoriales internacionales. Música que se practicaba, oía, compartía, cantaba y bailaba, con sus propias necesidades y deseos, a la vez que su propia belleza.

El género canción será uno de los más interesantes temas de estudio de esta época ya que su doble cara (musical y literaria) se prestaba para múltiples expresiones y estilos, desde el folclor centrino (las tan diversas zamacuecas), la canción francesa (complementando una urbanidad francófila en las modas y anhelos sociales), el Lied (en la colonia alemana), el vasto pintoresquismo español (seguidillas, coplas y tiranas) y ciertamente el estilo operístico italiano (bel canto de un Rossini o Bellini), con requerimientos vocales desde básicos a profesionales. Compositores de interés dentro del repertorio no faltan, como Federico Guzmán, Guillermo Frick, o la familia Hügel, que, en biografía y estilo, ejemplifican el viaje de ida y venidas entre Europa y nuestro país.

La circulación musical de la obra escrita es otro tema muy interesante, ya que al catálogo de diversas casas editoriales, entendiendo la música como un oficio, se deben sumar los manuscritos, muchas veces integrados a álbumes particulares, generalmente de señoras y señoritas de sociedad, que saben reunir en ellos temas de moda, y más de alguna obra de puño y letra del compositor, que allí plasmaba su regalo y su carta de visita, compositores nacionales y no pocos llegados junto a las compañías operísticas del Teatro Municipal.

Antes de que la vanguardia musical chilena de nuestro siglo XX cerrara filas sobre qué era música docta y qué debía perseguir quien quisiera componer, es llamativo este cielo sonoro del siglo XIX en el que hay cabida para todos y todas (la presencia de compositoras es notoria), que se sabía en formación, en su primer siglo republicano, que debía ir perfilando su sonido y que no excluía a las colonias extranjeras residentes a la par que estas homenajeaban a nuestro país utilizando no pocos de  nuestros elementos nacionales en sus composiciones.

Del universo de obras vocales, no corales, solísticas, seculares, hemos elegido un repertorio que creemos representativo, en el que se tocan no pocos tópicos y estilos. Hemos dejado fuera las canciones de corte político y patriótico, de campañas públicas, marchas o himnos. Sabemos que son parte fundamental del paisaje sonoro del ochocientos, pero lo consideramos para continuar con la línea y finalidad de las ediciones anteriores de la Antología de la Canción de Arte, que, a través del convencimiento de la riqueza y peso propio que puede hallarse en nuestra creación nacional, busca un material solístico que pueda servir como repertorio para programas de conciertos de canción de cámara y que no sea mayoritariamente validado por el interés de reconstrucción histórica.

Nuestra historia musical del Chile independiente ya cuenta con tres siglos. El siglo XIX puede y debe volver a visitarse artísticamente, lejos de las amplias dimensiones de nuestro siglo XX normado y excluyente, y para ello se necesita un acercamiento de visión amplia, porque solo así ayudaremos a explicar esta nación musical en la que nos sabíamos pocos, pero no había problemas en ser muchos.

  • Adieu!
    Compositor: Federico Guzmán
    Texto: Alfred de Musset
    Cantante: Santiago Peralta, tenor
    Pianista: Andrés Silva
  • An die Erwählte
    Compositor: Wilhem Frick
    Texto: Johann Wolfgang von Goethe
    Cantante: Santiago Peralta, Tenor
    Pianista: Andrés Silva
  • Ave Maria
    Compositor: Amalia Larraín de Armstrong
    Texto:
    Cantante: Francisca Jünemann, soprano
    Pianista: Andrés Silva
  • Canto a la luna
    Compositor: Henry Lanza
    Texto:
    Cantante: Alejandra Pérez, soprano
    Pianista: Yudalis Perdomo
  • Der Sänger
    Compositor: Wilhem Frick
    Texto: Johann Wolfgang von Goethe
    Cantante: Javier González, Tenor
    Pianista: Andrés Silva
  • Frauenlob
    Compositor: Wilhem Frick
    Texto:
    Cantante: Javier González, Tenor – Santiago Peralta, tenor
    Pianista: Andrés Silva
  • Il Soffrire
    Compositor: Henry Lanza
    Texto:
    Cantante: Luis Salinas, tenor
    Pianista: Andrés Silva
  • La engañosa
    Compositor: Eustaquio 2° Guzmán
    Texto:
    Cantante: Luis Salinas, tenor
    Pianista: Andrés Silva
  • La flor de la canela
    Compositor: Richard Mulder
    Texto:
    Cantante: Alejandra Pérez, soprano
    Pianista: Yudalis Perdomo
  • La morena
    Compositor: Richard Mulder
    Texto:
    Cantante: Claudia González-Serrano, soprano
    Pianista: Yudalis Perdomo
  • Rapelle-Toi
    Compositor: Federico Guzmán
    Texto: Alfred de Musset
    Cantante: Alejandra Pérez, soprano – Andrea Manque, mezzo-soprano
    Pianista: Andrés Silva
  • Samacueca sentimental
    Compositor: Arturo Hügel
    Texto: Gustavo A. Bécquer
    Cantante: Andrea Manque, mezzo-soprano
    Pianista: Yudalis Perdomo
  • Schweizers Heimweh
    Compositor: Wilhem Frick
    Texto: Johann R. Wyss
    Cantante: Francisca Jünemann, Soprano
    Pianista: Andrés Silva
  • Valdivia
    Compositor: Raoul Hügel
    Texto: Hugo Kunz
    Cantante: Andrea Manque, mezzo-soprano
    Pianista: Yudalis Perdomo
  • Vals Repetto
    Compositor: Federico Guzmán
    Texto:
    Cantante: Claudia González-Serrano, soprano
    Pianista: Yudalis Perdomo